Cuando comence a
realizar la meditación con Gaia en New Life Foundation (Tailandia), no tardaron
algunos en preguntar porque cada mañana
me sentaba junto a un árbol con débil aspecto, al cual abrazaba y cantaba
diariamente….
Meditar junto a mi pequeño árbol, me ayudaba a encontrar la
serenidad necesaria para vivir día a día, me daba alegría y me sentía acompañada,
sin contar que con él, podía conversar por horas, en español y sin preocuparme
de juicios o mal interpretaciones… dado que lamentablemente el ser humano cae
en eso constantemente. Las sensaciones son indescriptibles, uno siente como hay
una real comunicación, como se produce intercambio de información y ambos
salimos beneficiados.
Sentir el movimiento de un árbol es una de las experiencias más
hermosas de mi vida, sentir una piedra, la tierra, el viento son sensaciones
que no se pueden describir con palabras y que sólo a experimentarlas es
factible comprenderlas. Sin embargo, desde que practico este tipo de meditación
mi vida se ha transformado. Creo que por ello es importante descubrir de manera
individual cual es el mejor método, técnica, lugar, tipo, etc. de meditación,
conexión, o lo que sea ya que lo importante es que nos sintamos bien y que nos
perdamos en un viaje mágico cada vez que
lo hagamos.
El camino fue sencillo, las explicaciones sobran y nos sumergimos
en un camino sin retorno, donde algunos por primera vez lograron experimentar
sensaciones indescriptibles.
El proceso de enseñanza fue rápido y el interés de descubrir
nuevas sensaciones por aquellas personas los llevo por un rápido camino a
conectarse con la Madre Tierra. Qué hermoso era ver como poco a poco el grupo
de personas interesadas en conectarse con la naturaleza crecía, como además no
sólo estaban aprendiendo mantras, meditación, información acerca de los chakras
y energía, sino también comenzamos a irradiar energía, amor y compasión a todos
quienes se encontraban en la fundación, y que por lo demás era muy necesario.
El ambiente comenzó poco a poco a ser más armonioso, se sentía
como las energías fluían de otra manera y las personas estaban un poco más
abierta al cambio, a recibir ayuda a avanzar.
Quienes experimentaron la belleza del contacto con la naturaleza, específicamente
con los árboles lograron conectarse con lo más profundo de su ser, pero con la
profundidad de Gaia también.
También, más de 30 personas participaron en la meditación del
corazón, aquella hermosa y dulce danza Sufi que ayuda a la apertura del cuarto
Chakra, además de involucrar los cuatro elementos para mover las energías
individuales, es una meditación potente, hermosa y que todos quienes
participaron tuvieron sensaciones nuevas que compartimos aquel momento.
Aquel proceso de enseñanza se transformo además para mí también en
un proceso de aprendizaje, en el cual crecí en la misma medida que ellos
avanzaban, ver como aquellas personas cambiaban sus concepciones y se
conectaban aún más con ellos mismo y sus propósitos fue un aprendizaje
grandioso el que nos hizo crecer a todos.
Finalmente, me di cuenta nuevamente que hay un factor común en
todos quienes se sumaban a esta práctica, búsqueda de respuestas, búsqueda de
paz interior, búsqueda de la verdad, pero por sobre todo búsqueda de la
felicidad y el amor.
No sé cual sea el mejor camino para esas búsquedas y aún menos para
la felicidad, pero creo que cada uno debe descubrirlo porque aunque no parezca,
es más sencillo de lo que pensamos, pero está en nosotros creer para crear y
llegar a la LIBERTAD…
Andrea
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