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lunes, 16 de mayo de 2016

Meditando con Gaia en Tailandia

Un encuentro con la Pachamama en el mundo

Cuando comence a realizar la meditación con Gaia en New Life Foundation (Tailandia), no tardaron algunos en preguntar porque cada mañana me sentaba junto a un árbol con débil aspecto, al cual abrazaba y cantaba diariamente….

Meditar junto a mi pequeño árbol, me ayudaba a encontrar la serenidad necesaria para vivir día a día, me daba alegría y me sentía acompañada, sin contar que con él, podía conversar por horas, en español y sin preocuparme de juicios o mal interpretaciones… dado que lamentablemente el ser humano cae en eso constantemente. Las sensaciones son indescriptibles, uno siente como hay una real comunicación, como se produce intercambio de información y ambos salimos beneficiados.

Sentir el movimiento de un árbol es una de las experiencias más hermosas de mi vida, sentir una piedra, la tierra, el viento son sensaciones que no se pueden describir con palabras y que sólo a experimentarlas es factible comprenderlas. Sin embargo, desde que practico este tipo de meditación mi vida se ha transformado. Creo que por ello es importante descubrir de manera individual cual es el mejor método, técnica, lugar, tipo, etc. de meditación, conexión, o lo que sea ya que lo importante es que nos sintamos bien y que nos perdamos en un viaje  mágico cada vez que lo hagamos.


Imagino cual debe haber sido la curiosidad de estas personas por saber que hacía….
El camino fue sencillo, las explicaciones sobran y nos sumergimos en un camino sin retorno, donde algunos por primera vez lograron experimentar sensaciones indescriptibles.
 
El proceso de enseñanza fue rápido y el interés de descubrir nuevas sensaciones por aquellas personas los llevo por un rápido camino a conectarse con la Madre Tierra. Qué hermoso era ver como poco a poco el grupo de personas interesadas en conectarse con la naturaleza crecía, como además no sólo estaban aprendiendo mantras, meditación, información acerca de los chakras y energía, sino también comenzamos a irradiar energía, amor y compasión a todos quienes se encontraban en la fundación, y que por lo demás era muy necesario. 

El ambiente comenzó poco a poco a ser más armonioso, se sentía como las energías fluían de otra manera y las personas estaban un poco más abierta al cambio, a recibir ayuda a avanzar.
Quienes experimentaron la belleza del contacto con la naturaleza, específicamente con los árboles lograron conectarse con lo más profundo de su ser, pero con la profundidad de Gaia también.  

También, más de 30 personas participaron en la meditación del corazón, aquella hermosa y dulce danza Sufi que ayuda a la apertura del cuarto Chakra, además de involucrar los cuatro elementos para mover las energías individuales, es una meditación potente, hermosa y que todos quienes participaron tuvieron sensaciones nuevas que compartimos aquel momento.

Aquel proceso de enseñanza se transformo además para mí también en un proceso de aprendizaje, en el cual crecí en la misma medida que ellos avanzaban, ver como aquellas personas cambiaban sus concepciones y se conectaban aún más con ellos mismo y sus propósitos fue un aprendizaje grandioso el que nos hizo crecer a todos.

Finalmente, me di cuenta nuevamente que hay un factor común en todos quienes se sumaban a esta práctica, búsqueda de respuestas, búsqueda de paz interior, búsqueda de la verdad, pero por sobre todo búsqueda de la felicidad y el amor.

No sé cual sea el mejor camino para esas búsquedas y aún menos para la felicidad, pero creo que cada uno debe descubrirlo porque aunque no parezca, es más sencillo de lo que pensamos, pero está en nosotros creer para crear y llegar a la LIBERTAD…


Andrea

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